Un paso importante: Mi primera exposición.
Esta instalación busca enseñar que la destrucción y el caos tienen belleza que debemos apreciar reflexionando sobre cuándo algo es bello y sigue siéndolo.
PERDURAR
LA BELLEZA NO SE CREA NI SE DESTRUYE,
SOLO SE TRANSFORMA
Cuando tenía cinco años acompañé a mi papá a visitar a un carpintero con el que trabajaba. Mientras esperaba, entre montones de aserrín y virutas bajo una mesa, encontré varios bloques iguales de MDF y me puse jugar con ellos. Salí de esa visita con 501 piezas de madera.
Con los años se convirtió en un pasatiempo. Construía a la par de mis inquietudes: Quería saber qué tan alto llegaría una torre, qué tan largo podía ser un puente, cuánto resistirían de pie a un "temblor".
20 años después las "maderitas" aumentaron a 1840 y se convirtieron en el principal reflejo de los lugares, estructuras y personajes que mi mente imagina, creando un mundo al rededor de la evolución de estas estructuras sin pegamento, ¡de pie con nada más que la gravedad, el peso y la fricción!